Según ésta, los habitantes de la ciudad estaban alarmados por un crimsu inocencia y ante la en cometido y más aún porque no se había descubierto al culpable. Cierto día apareció un gallego que se convirtíó en sospechoso.Las autoridades decidieron apresarlo y a pesar de sus juramentos de inocencia y de su insistencia de que era un peregrino a Santiago de Compostela en cumplimiento de una promesa, ya que era un fervoroso devoto del Apóstol Santiago, de san Pablo y de Nuestra Señor, el peregrino fue condenado a la horca.
Antes de ser ahorcado, solicitó que lo llevasen ante la presencia del juez que lo condenara .Concedida la autorización, lo trasladaron a la residencia del magistrado que en ese momento celebraba un banquete con unos amigos. Allí volvió a reafirmar su inocencia y ante la incredulidad de los presentes, señalando un gallo asado que se hallaba sobre la mesa exclamó "es tan cierto que soy inocente como que ese gallo cantará cuando me ahorquen". Risas y comentarios no se hicieron esperar, pero por si acaso nadie tocó el gallo. lo que parecia imposible se convirtio en realidad: cuando el pergrino estaba siendo ahorcado el gallo asado se levantó de la mesa y cantó.
Ya nadie dudó entonces de las afirmaciones de inocencia del condenado.El juez fue hacia la horca y con asombro vio al peregrino con la cuerda al cuello pero con el nudo flojo lo que impidió su estrangulamiento.Inmediatamente el magistrado proclamó su inocencia.Años después el gallego volvió a Barcelos y mandó construir un monumento a la Virgen y al Apóstol Santiago. Este milagro se conoce como el milagro " del colgado descolgado"
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